Siguiendo
la línea sucesoria del apóstol San Pedro y asumiendo el liderazgo de la Iglesia
Católica, Apostólica y Romana en todo el mundo, Joseph
Aloisius Ratzinger cambió su
nombre por el de Benedicto XVI para convertirse en el Papa número 265 en
regentar el cargo. Destacado por sus estudios y sabiduría, el que fuera
arzobispo en la ciudad alemana de Munich presentó su renuncia como jefe de
Estado del Vaticano antes de llegar a cumplir ocho años como máximo
representante del Pontificado Eclesiástico. Un hecho con pocos precedentes
anteriores, dada la costumbre de agotar el cargo hasta el fallecimiento del Pontífice.
Secundino Villalobos y Ernesto Berzosa,
sacerdotes responsables de inventario en el Arzobispado de Madrid, destacaron que
Benedicto XVI ha sembrado un precedente al saber renunciar a tiempo. Ambos
resaltaron en declaraciones a Infoactualidad las cualidades de
Ratzinger como “Un teólogo maravilloso, especialista y
excelente que ha puesto su saber al servicio de la Iglesia, de la verdad y de
la fe”. Cualidades que, según ellos, no han impedido al sucesor de Pedro
conectar con la gente y con el pueblo.
El 19 de abril de 2005,
tras el fallecimiento de Juan Pablo II, y después de dos días de Cónclave, se
producía la Fumata Blanca en el Vaticano y poco después se pronunciaba el
tradicional ‘Habemus Papam’ para transmitir a los católicos que la Iglesia
había encontrado un nuevo inquilino para el Vaticano. Benedicto XVI ocuparía a
partir de ese momento el cargo que su predecesor había dejado en los niveles
más altos de popularidad, dado sus grandes cualidades de comunicador nato para
llegar a las gentes y la gran cantidad de viajes realizados durante su
pontificado durante los 26 años que
ocupó el cargo, convirtiéndose en el segundo Papa que más tiempo ha dirigido la
Iglesia, por detrás de Pío Nono, que lo ocupó durante 31 años.
Villalobos aseguró
que Juan Pablo II había sido un
comunicador por excelencia, y parte de ello se lo debía a haberse dedicado al
teatro durante su juventud. Sin embargo, Benedicto XVI, a pesar de ser más espiritual y
profundo, ha sabido adaptarse y continuar su papado con tanto éxito como su predecesor.
“Ha sido un modelo para seguir su camino”, reconoció a la vez que explicó que
cuando entró en el cargo sus capacidades físicas no eran las mejores, ya que
tenía 78 años y había sufrido un ictus.
Siempre dedicado a la profundidad, al
contacto con el alma, la fe y la verdad, no le faltó tiempo para admirar el
misticismo de la obra de Mozart, su compositor preferido. Esa vida profunda se
ha visto reflejada es sus escritos y, en concreto, destacan las tres encíclicas
publicadas durante su mandato: ‘Deus caritas est’, donde se centra en la expresión ‘Dios es Amor’; ‘Spe
Salvi’, sobre la esperanza; y ‘Caritas in Veritate’, donde Benedicto aplica las
dos primeras encíclicas a los principales problemas sociales de la actualidad. En
este sentido, Berzosa admira igualmente la obra del que fuera Papa y reconoce que “las
encíclicas son las mejores que se han hecho en la Iglesia”.
De
igual forma, destacan entre sus escritos los tres libros publicados sobre el
estudio de la vida y la imagen de
Jesucristo a través de los Evangelios y otros libros del Nuevo Testamento. En
2007, publicó ‘Jesús de Nazareth’, una reflexión sobre la figura del hijo de
María y que realizó en calidad de teólogo.
A este le siguió una segunda parte titulada ‘Jesús de Nazaret: Desde la
entrada en Jerusalén hasta la Resurrección’ en
2011 y una tercera sobre la infancia de Jesús que vio la luz el año 2012. Este último llegó acompañado de cierta polémica al referirse a que los Evangelios no citaban
que el niño hubiera nacido entre un buey y una mula, como se recrea en la
tradición belenística española. Secundido Villalobos, aseguró que alimentar una
polémica de este tipo es una sensación de no haberse leído el libro y añadió
que se trata de un excelente estudio teológico sobre la figura de Jesús y su
infancia. “Los belenes y el buey y la mula es una tradición que se remonta a
San Francisco de Asís, en el siglo XIII, y está relacionado con el calor que
necesitaba el niño al nacer”, explicó.
Durante
sus casi ocho años de mandato, Benedicto XVI ha sido reconocido por su lucha
contra la pederastia y la limpieza de la Iglesia. “Ha hecho una gran labor, que
deberá continuar su sucesor”, aseveró Berzosa a Infoactualidad. En este
sentido, se refirió al caso del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial
Maciel, acusado de abusos sexuales a menores y en la que el Santo Padre, según
aseguró, realizó una labor ejemplar para ayudar a esclarecer la verdad y tomar
medidas al respecto. Es por eso que destaca la valentía de Ratzinger para
“poner las cosas en regla”.
Benedicto XVI no solo ha
sido el Papa que ha destacado por sus escritos y por su lucha contra los casos
de pederastia, sino que además, ha sido el primer pontífice de la historia en
lanzarse a las redes sociales y crear la primera cuenta de Twitter del Vaticano.
Una andadura que comenzó el pasado 12 de diciembre de 2012 y que en poco más de
dos meses reunió a cerca de tres millones de seguidores en todo el mundo. “Gracias por vuestro amor
y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el
centro de vuestra vida», se despedía el pontífice el pasado 28 de febrero al cerrar su
cuenta y dejarla “vacante”, a la espera de que su sucesor decida si continuar o
no con la red social.
Ese
era el día en que Benedicto dejaba su cargo, trece días después de su anuncio.
Una situación poco habitual en la Iglesia y que solo se había producido con la
dimisión del Papa Gregorio XII en 1415, coincidiendo con el Cisma de Occidente,
que dejó su cargo bajo presión; y con Celestino V en 1294, que renunció por su
falta de experiencia. También Benedicto IX, renunció al papado tras un período
de inestabilidad que le llevó a retomar y dejar el cargo en varias ocasiones
hasta que presentó su renuncia definitiva en el año 1048.
Ratzinger pasa así a ser el primer Papa en presentar
su renuncia en los últimos 600 años y el Consejo Cardenalicio le nombre primer ‘Papa
Emérito’ de la historia, un cargo que hasta ahora no había existido.
Villalobos
y Berzosa consideran un acto de humildad que el Papa haya sabido renunciar a
tiempo y creen que aunque ha decidido no interferir en las cuestiones del nuevo
Pontífice, el nuevo sucesor del Apóstol San Pedro no dudará en pedirle consejo.
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