lunes, 24 de marzo de 2014

El presidente de la transición recibe el adiós de su pueblo

Foto: Juan Carlos Gómez
El salón de los pasos perdidos del Congreso de los Diputados ha servido de encuentro para el primer presidente de la transición española con su pueblo. Adolfo Suárez ha unido a España una vez más y ha sacado el sentir de los españoles que han querido dar su último adiós a uno de los principales impulsores de la Constitución actual.

El cielo llora la muerte del líder de la UCD y deja caer débiles gotas a primeras horas de la tarde. Miles de personas guardan una fila kilométrica para dar su último adiós al hombre que supo permanecer en pié cuando la democracia se balanceaba.
Cada persona con una historia que contar. Cada corazón con un sentir. Pero todos con una imagen hoy en su mente, la del hombre que sembró en España las bases de la actual democracia y consiguió su estabilidad.
Y es que ni las condiciones físicas, ni la edad, hoy han sido un impedimento para decir adiós a Adolfo Suárez. Tras la larga cola de más de tres horas todos esperan para poder decir en unos segundos “Adiós presidente”.
“Nos mueve la pena”, asegura un matrimonio que ha venido desde La Puebla Nueva, en Toledo, para despedirse de uno de los padres de la democracia. “Tenía que haber 20 o 30 ministros como él”, añade el matrimonio.
Y es que si hoy se destaca algo en especial, ello es el compromiso vocacional que el primer presidente tuvo hacia su pueblo. Hoy no se entiende de edades y desde los más mayores hasta los más jóvenes le han querido rendir su pequeño homenaje.
Ese es el caso de Rubén y Maite, dos compañeros de Pamplona que esta mañana, estando en la universidad, han decidido venir a Madrid a visitar el ya cuerpo sin vida de Adolfo Suárez.
Las cuatro horas que han hecho de viaje los jóvenes no han sido impedimento para llegar hasta aquí. La ilusión ha sido su compañera de viaje. “Creemos que ha hecho mucho por este país”, asegura Rubén, satisfecho de haber llegado a Madrid, aunque sabiendo que aún le faltan más de tres horas para poder pisar la entrada del Congreso.
Y la fila avanza y avanza y las personas, que aguardan su turno con impaciencia, entablan conversaciones unos con otros haciendo de esas pocas horas un momento de unidad de los unos con los otros.
Aquel mensaje que dejó Suárez en la transición de unidad de un pueblo que salía de la dictadura franquista se puede ver reflejado en las filas que esperan para verlo por última vez. Diferentes signos políticos, disparidad de opiniones, pero un único pueblo: España.
A medida que se avanza en ese recorrido de ilusión con sabor a despedida las anécdotas se suceden. Dos hermanas de Las Siervas de María y Ministras de los enfermos recuerdan cómo se vivió el momento de la transición en el convento. “Vivimos el momento en el que estábamos con ilusión y esperanza desde el convento. Todas unidas”, dice una de ellas.
Ambas, que aseguran no tener color político, señalan que “el logro de Suárez fue romper con las divisiones de España”. En el mismo sentido, afirman haber vivido muy de cerca la enfermedad de su mujer y su hija, lo que les permitió acercarse más a él.
Claveles blancos y rojos, principalmente, colorean el paso hasta los pies del presidente. Sus portadores se impacientan a medida que suben la Carrera de San Gerónimo en dirección a la Puerta de los Leones.
Al fondo, brilla el silencio y reina la calma. El presidente yace en el medio del Salón de los Pasos Perdidos entre los españoles que vienen a su encuentro. Con ese silencio, Infoactualidad, como uno más, sale de la sale, y con una leve mirada hacia atrás dice: “Hasta siempre, presidente”.
Dicho esto, cada vida vuelve a su destino sabiendo que tras ellos queda el reflejo del que fue el primer presidente de la democracia y el hombre que supo dar a España el color de progreso y libertad.





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