Periodista de profesión y vocación. Durante años dirigió el equipo de
investigación de Diario 16 y más tarde
formaría parte del grupo de periodistas que dio nombre al periódico ‘El
Mundo’. Su inconformismo es quizás su seña de identidad. Cada día para Melchor
Miralles es una página en blanco distinta de la de la jornada anterior. No
entra entre sus aspiraciones seguir las pautas de las agendas oficiales de la
política y los medios. Su afán es investigar e indagar para esclarecer la
verdad, aunque para ello tenga que hacer frente a cada presión, amenaza,
chantaje o espionaje. A ello tuvo que enfrentarse para sacar a la luz lo que en
palabras de este periodista representa lo más grave que ha ocurrido en España
en decenas y decenas de años: el Caso GAL. Sin embargo, ni los empeños del
Gobierno de Felipe González por impedir que se supiera la verdad, ni la soledad
a la que se enfrentaban los periodistas que seguían el caso impidieron que
Miralles cumpliera con lo que él mismo denomina su obligación. El periodista no
se arrepiente de nada de lo que entonces hizo. No obstante, lamenta que en la
actualidad haya cierta carencia de medios para darles a los periodistas de
investigación la oportunidad de desarrollar sus capacidades.
- Tras una larga trayectoria en los medios de
comunicación ¿Cuál cree que es la situación del Periodismo en la actualidad?
- La verdad, hemos
vivido tiempos mejores. La crisis empresarial afecta gravemente al sector, ha
generado cifras de paro insólitas e insostenibles y lo que queda por ver.
Además, se ha producido un proceso de concentración, cada vez menos medios
controlados por menos grupos. Y a este problema, grave, se une otro que para mí
lo es aún más. Cada vez hay más propaganda y menos información, y percibo mucho
periodismo "hooligan", poca independencia. Y el periodismo
declarativo, al que se entregan muchos medios, que lleva a que la agenda la
marquen no los periodistas sino los políticos, banqueros, empresarios y
gabinetes de prensa y comunicación. En fin, que el momento lo veo malo, muy
malo
- ¿Es más importante
que nunca la especialización periodística?
- Más que muy
importante puede que sea una salida profesional
- Como persona que participó
en una de las etapas más importantes del periodismo español y de investigación
en Diario 16 y en el descubrimiento del entramado de los GAL, ¿Cómo ha cambiado
el periodismo de investigación de entonces con el de ahora?
- No es que haya
cambiado. El problema es que el periodismo de investigación, además de ser
caro, requiere de empresas fuertes dispuestas a aguantar presiones formidables,
y no abundan, desgraciadamente. Sigue habiendo buenos periodistas de investigación
en España, otra cosa es que no haya muchos medios dispuestos a darles la
posibilidad de desarrollar sus capacidades
- ¿Cómo influyó la
experiencia de aquellos días en su vida profesional y personal?
- De forma
definitiva. Fueron años maravillosos, muy duros y complicados, pero en los que
creo que algunos periodistas y algunos medios hicimos bien nuestro trabajo y
servimos a los ciudadanos de modo trascendente. En lo personal también fueron
años duros, pero para mí más que gratificantes por el constante apoyo de mi
familia
- ¿Qué es lo que
recuerda con mayor interés de aquella experiencia?
-No es posible
quedarse con una cosa, pero bueno, respecto al Caso GAL, que después de muchos
años padeciendo campañas terribles, trabajando en soledad profesional, social y
política, se demostró a través de sentencias judiciales que todo lo que
denunciamos era verdad. Y estamos hablando de lo más grave que ha ocurrido en
España en decenas y decenas de años.
- ¿Hubo momentos de
impotencia en los que a pesar de todo lo que Diario 16 sacó a la luz no suponía
un verdadero desgaste para el Gobierno de Felipe González?
- Impotencia no,
indignación por esa soledad, y por los empeños de los Gobiernos de González en
tratar de impedir por todos los medios, y tenían muchos, que se supiera la
verdad. Pero cada presión, cada amenaza, cada chantaje, cada espionaje me
reafirmaba más en seguir cumpliendo con mi obligación.
- ¿Cambiaría algo de lo
que vivió?
- Nada, absolutamente
nada. Ni los errores. No soy de arrepentirme. No cambiaría nada.
- ¿Le gustaría volver vivir algo
parecido?
- No vivo del pasado
ni de los recuerdos, aunque sean buenos. Pero no tendría inconveniente alguno.
Lo que espero es que jamás vuelva a suceder en mi país que un Gobierno organice
una banda de asesinos, la financie con dinero público, saquee el erario en
beneficio propio de algunos, mate a 30 personas, torture hasta arrancar las
uñas a unos delincuentes y después los entierre en cal viva o secuestre a un
anciano viajante de comercio. Pero si ocurriera, no dudaría en investigarlo y
denunciarlo.
-¿Qué complicaciones
tiene un periodista de investigación?
- Muchas, sin duda.
Sobre todo, la propia complejidad del trabajo, las presiones internas
del medio, las presiones internas de gente poderosa que trata de cercenar tu
trabajo..... Muchas, sin duda. Pero a mí esas complicaciones siempre me han
estimulado a seguir, jamás he cedido a ninguna
- ¿Cómo surge la pista
para comenzar a investigar?
- No hay dos casos
iguales. Esta pregunta te la respondo con una obviedad: un periodista vale lo
que valen sus fuentes de información, su talento, su inquietud y su
preparación. Cada caso se inicia de modo diferente.
- ¿Cómo debe ser ese
trato con las fuentes?
- Respeto absoluto,
no entrar a enjuiciar sus motivaciones para hablar sino simplemente contrastar
la veracidad de lo que te cuentan. Protegerlas. Cuidarlas. Jamás engañarlas o
traicionarlas. Y tener claro que el secreto de las fuentes no es un derecho, es
una obligación constitucional esencial para proteger el derecho de los
ciudadanos a recibir información veraz.
- ¿Cree que el periodista actual es
conformista con las fuentes institucionales o fuentes secundarias y no trata
tanto de acceder a fuentes primarias?
- Creo que en muchos
casos sí. Imposible dar porcentajes, pero mi impresión es que si, como te
he comentado. Ese es uno de los grandes problemas de la profesión.
- ¿Cómo debería ser el
trabajo de un periodista especializado con las fuentes?
- El periodista por
más que se fie de una fuente debe contrastar hasta el límite de sus
posibilidades la veracidad de la información, y si lo hace, contarlo pese a
quien pese. Detrás de una fuente siempre hay un interés: venganza, despecho,
objetivos profesionales, rencillas..... A mí eso no me importa absolutamente
nada. Sólo me importa si lo que me cuentan es verdad. Si lo es, lo cuento. Si
no lo es o no puedo comprobarlo que lo sea, me callo.
- ¿Cómo prepara usted cada día la
actualidad y su ámbito de especialización?
- La belleza de esta
profesión es que jamás hay dos días iguales. Cada día es un folio en blanco sin
escribir. Como criterio general, cada día intento, y no siempre lo consigo,
salirme del carril, de las agendas oficiales, de lo previsto, buscando noticias
propias, relevantes.
- ¿Debe ser todo
periodista especializado un investigador?
- Todo periodista
debiera hacer periodismo de investigación, pero pocos tienen la suerte de poder
hacerlo, por los motivos que ya he explicado.
Fuente de la fotografía: Google
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