Su
muerte ha roto el abrir y cerrar de ojos que le caracterizaba. Jurista, catedrático
y exdecano de la Facultad de Ciencias de la Información siempre abogó por la defensa
de la empresa informativa y de las libertades. El Departamento de Periodismo IV,
del que fue director, hoy llora la ausencia del maestro Pedro Farias, que deja
una trayectoria marcada por una fuerte vocación.
Tras sus pupilas, que se
cerraron definitivamente el pasado 22 de abril, se hacía sentir el calor, la
tolerancia y la comprensión de un hombre dispuesto a hallar siempre la solución
más justa. Le gustaba hacer suyos los problemas de los demás y demostraba a
menudo cierta generosidad ante ellos.
Eso lo saben bien en el
Departamento de Periodismo IV, aquel en el que ejerció como director desde
abril de 1996 hasta 2002. Ellos no esperaron al momento de su muerte para
mostrarle su gratitud, sino que con la publicación del libro homenaje “Reflexiones
en torno a la Libertad de Empresa Informativa”, en el que participaron ilustres
profesores de más de una veintena de universidades españolas, ya le mostraron
su reconocimiento en el momento de su jubilación.
Manuel Sevillano, autor
del epílogo del libro, y antiguo compañero de Farias, lo define como un hombre
del renacimiento, con grandes conocimientos, y aficionado al debate. Pero sin
lugar a dudas, lo que más destacan en el departamento que fue su casa es su
fuerte vocación universitaria.
Doctor en Derecho,
licenciado en Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales y, además, diplomado
en Sociología Política encontró en el periodismo el mayor objeto de su defensa.
Sus publicaciones así lo
recalcan. Entre ellas, Sevillano destaca, tanto como por su contenido, como por
la defensa de la libertad como pilar básico, el libro titulado “En torno a la
libertad de empresa informativa”. Sin embargo no es el único. Otros tomos como
Dialéctica moderna y Estado” o “Libertades Públicas e Información” han dejado
constancia de la pluma del también humanista y poeta nacido en Vizcaya.
“Ellos, los que han muerto
con una cámara en la mano, los que son víctimas del terrorismo, los que padecen
persecución por su sinceridad contratada, son tu mejor espejo”, decía Farias en
su “Carta a un joven periodista”.
Promovida por él, en 1997,
se levantó una escultura en la entrada de la Facultad dedicado a quienes dieron
su vida por defender las libertades informativas, monumento que hoy continúa en
ese lugar frente a la fachada del emblemático edifico gris.
Si se contempla esta
fachada y se abren los ojos se ven pasar de un lado hacia otro a estudiantes
del mundo de la información, si se cierran y se puede dar paso a lo más
profundo: “No eres un mensajero del cuarto poder. Eso no es sino una atinada
metáfora de Burke. Eres mucho más, eres el soporte profesional del control
social de los poderes”.
Aquellas clases del
maestro, con aquel abrir y cerrar de ojos, reflejaban la realidad con el toque
más profundo de ella.
Hoy, aquellos ojos se han
cerrado para siempre. Pero en ellos queda la profundidad de su escuela, que
seca sus lágrimas para poder contemplar la sabiduría que aquellos ojos han
dejado abierta para la eternidad.
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