Sus ojos azules reflejan
la grandeza del firmamento, de un mundo en el que nada es imposible, en el
que cada reto es un paso más hacia la superación. Pero en su corazón se refleja
la nobleza de aquel sueño de niño que le llevaba a contemplar de noche las
estrellas y pensar “algún día yo estaré allí”. Jamás abandonó ese sueño y hoy
aquello ha sido la mecha que le ha impulsado para estar a punto de convertirse
en el segundo español en viajar al espacio.
Infoactualidad: ¿Qué se siente cuando uno está a
punto de viajar al espacio?
Eduardo Lurueña:
No
tengo palabras para expresar ahora mismo lo que siento, yo creo que cuando
llegue el momento de viajar ya lo podré decir. Lo he soñado tantas veces, lo he
imaginado tantas veces en mi cabeza, que es algo indescriptible. Cuando esté
allí arriba y baje lo podré decir, pero hasta entonces no puedo expresarlo.
I.:
¿Qué preparación ha llevado a cabo durante este tiempo?
E.L.:
Ha
sido un año de preparación intensa. Teníamos que tener conocimiento de
astronomía, un poco de ingeniería, astrofísica, una preparación física para
soportar la Fuerza ‘G’, desenvolvimiento en medio hostil y mantener la calma en
situaciones de presión. Ha sido un año de pruebas psicotécnicos, psicológicas,
de personalidad, pruebas físicas, centrifugadora, montar aviones de combate… En
definitiva, una aventura.
I.:
¿Tiene que seguir preparándose hasta el momento en que se produzca el despegue?
E.L.:
Sí,
ahora tenemos viajes en Rusia, en Holanda… Hasta que nos den la fecha tendremos
que estar apretando los dientes para hacer bien estas pruebas.
I.:
¿Hay fecha ya para el viaje?
E.L.:
En
julio hacen unos test oficiales que obligan a nivel gubernamental, para lo que
es la nave en el espacio. La Space Expedition Corporation ya tiene su nave, que
mandan a la Estación Espacial Internacional, son los que mandan los suministros
allí. Ya fuimos testigos de cómo el Falcon 5, su último cohete, daba allí los
suministros. Están acabando unos temas de presurización de la cabina, pero ya
tienen la tecnología puesta en el espacio, hacen los test en julio y nada más
acabar nos ponen fecha para irnos para arriba.
I.:
¿Ya impaciente?
E.L.:
(Risas)
Deseándolo, la verdad es que como dice el refrán, no puedes explicar el color
verde a un ciego. Es imposible expresar lo que estoy sintiendo ahora mismo.
Estoy impaciente, pero sobretodo ilusionado. Merece la pena el esfuerzo y la
constancia, la tenacidad.
E.L.: Cuando
era más joven estudié un poco de astronomía, mis padres me compraron, cuando
era un niño, un curso de astronomía. Yo soñaba con ello y quién diría, lo hablo
a veces con mi padre, que serviría para tener unos conocimientos más avanzados
en esta rama, que me serviría junto al resto de conocimientos hoy para ir al
espacio. Mi familia está acostumbrada a verme a superar retos. El haber quedado
campeón del mundo en mi modalidad, hacer récord mundial, haber estado actuando
en Estados Unidos…
I.:
Ha sido campeón del mundo de artes marciales…
E.L.:
He
conseguido ocho títulos mundiales: dos mundiales de Kung-fu, dos de artes
marciales, un Abierto de Estados Unidos, y tres medallas de oro en las
olimpiadas de artes marciales; a parte de seis títulos de España y de otros
campeonatos mundiales. Pero bueno, siempre lo veo como una manera de superar mi
cuerpo, a través del entrenamiento de la mente, lo que me ha venido muy bien
para convertirme ahora en astronauta. Por ejemplo, pelear como peleé hace dos
años con los ojos vendados que es una auténtica locura
I.:
El paso que está dando ahora lo hace con los ojos vendados, o tiene los ojos bien
abiertos…
E.L.:
Voy
con los ojos abiertos, y bien abiertos. He estado entrenándome allí en la Nasa,
que ha sido increíble. Nos presentamos más de un millón de personas de todo el
mundo. El haber estado con Buzz Aldrin,
la segunda persona en pisar la Luna, que nos ha estado explicando lo que va a
ser el viaje, que el tiempo pasa distinto, que un minuto allí es diferente que
un minuto en la tierra. El haber aprendido con Buzz Aldrin es que te lo digo y
ni me lo creo. La atmósfera termina a los 100 kilómetros de altura, pues desde
los 100 kilómetros todo lo alto y todo lo lejos que se pueda llegar mejor. Todo
lo que nos acerque a la luna, bienvenido sea.
I.:
¿Cómo se enteró de la competición, impulsada por Axe Apolo?
E.L.: Salió en la tele. Yo
recuerdo unos meses antes de esto que le decía a mi familia: “no sé ni cuando,
ni como, pero sé que algún día voy a ir al espacio”. Y justo se presentó en la
tele y dije aquí voy yo, algo dentro de mí me decía que lo iba a conseguir, según
iba pasando prueba tras prueba. Aunque hay que reconocer que ha habido mucha
gente muy bien preparada; había gente de la Agencia Espacial Europea, deportistas
de alta competición... Gente con una preparación a nivel físico e intelectual
brutal. Y yo me preguntaba “cómo que ahí
estoy yo con tanto genio”. Al final es la voluntad y la tenacidad, esa porción
de alma que todos tenemos, lo que me ha llevado a lograrlo.
I.:
¿En qué consistirá exactamente su misión en el espacio?
E.L.:
Yo
iré de copiloto, además de poner a prueba la nave. Si va dando resultados poco
a poco se iría bajando el listón para que el resto de civiles puedan ir al
espacio. También en la parte de atrás de la nave se hacen experimentos
científicos.
I.:
¿Cuánto tiempo estará allí?
E.L.
Son
vuelos suborbitales, parte de la información es un poco confidencial, porque
hay otras compañías trabajando en ello también. Saldremos de la atmósfera a
partir de 103 kilómetros de altura todo lo alto y lo lejos que se pueda. Sé que
alcanzamos 3.500 kilómetros por hora para salir de la atmósfera del puerto
espacial de Curaçao, en Brasil. Se despega, es como un caza de combate, pero
con un tipo de cohete nuevo, no tiene demasiada gasolina, no es contaminante. La
Space Expedition Corporation tiene tecnología de vanguardia. Tras ponerse en
vertical y coger 3.500 km de altura, en unos pocos minutos te saca de la
tierra. La reentrada es cayendo empicado soportando hasta casi ‘5-G’ de fuerza.
I.:
¿Cree que hay vida más allá de la tierra?.
E.L.: Puedo
hablar en plan filosófico, por lo que pienso que sí; y en plan científico, solo
por la probabilidad del millón de estrellas y galaxias que hay, por lógica, tiene
que haber vida ahí fuera. Te contesto lo que me dijo Buzz Aldrin: “No descarta
nada”. O sea que todo lo que vea ahí arriba, yo lo cuento.
I.:
Si se encontrara alguien de otro planeta que le daría o le diría…
E.L.:
Más
que decirle le preguntaría y le pediría un poco de ayuda para solventar la
situación que tenemos aquí en la tierra; los problemas, las enfermedades… Pensar
en los problemas y en el bien de nuestro mundo.
I.:
¿Le daría una pieza de cerámica talaverana?
E.L.: Sí,
(Risas) Todavía estoy viendo que puedo llevar en la nave de Talavera o de
Castilla-La Mancha para tenerlo allí en el espacio en ingravidez y decir esto
ha estado allí arriba. Plantar la bandera y decir lo hemos logrado.
I.:
Este éxito ya le coloca en la cima mundial básicamente…
E.L.:
Sí,
pero yo no buscaba ni fama, ni dinero, ni nada; sólo buscaba cumplir ese sueño
que tenía de niño de ir al espacio. Nunca me rendí de soñar por él. Yo creo que
la diferencia que tenía yo con el resto de aspirantes es que jamás había
perdido ese sueño, otro en cambio cuando crecen se olvidan de ello. Sólo con
cumplir ese sueño me siento satisfecho.
I.:
¿Ya de pequeño jugaba a viajar al espacio?
E.L.: Sí,
recuerdo estar tumbado en una silla en casa de mis abuelos y jugar como si
fuera una nave de la guerra de las galaxias. Tengo un montón de recuerdos de mi
infancia, de mi adolescencia. Recuerdo salir hasta hace poco mirar al cielo a
las estrellas y decir: “quiero ir ahí arriba”. Y fíjate ahora va a ser cierto”.
I.: Va a ser cierto, pero además se convertirá en el
segundo español en viajar al espacio…
E.L.: Sí, tras Pedro Duque, porque Miguel López-Alegría tiene nacionalidad
americana, se crió y estudió en Estados Unidos. Habiendo estudiado, habiendo
crecido, habiendo partido las raíces totalmente de España soy el segundo
astronauta español y el primer civil en pisar el espacio. Yo creo que ser el
primer civil es algo muy importante porque abre la puerta a que tú, a que yo, a
que todos los que están viendo ahora esta entrevista, puedan ir al espacio
algún día.
I.: ¿Cree que ello será posible?
E.L.: Sí, porque habiendo visto todo desde dentro, no se puede luchar contra
el avance científico. De aquí a 10 o 15 años va a haber una revolución. Igual
que el avión hace un siglo parecía una cosa de locos, en 100 años va a ser algo
normal viajar al espacio. Yo confío y tengo fe en la humanidad en que todos
podamos conocer las estrellas.
I.: Tras haber superado casi ya los límites
de la gravedad ¿Qué otros suelos le quedan ya por cumplir?
E.L.: Ahora mismo voy a publicar mi primer libro, de cómo a través del
entrenamiento mental se puede conseguir cualquier cosa en la vida. Incluso
empecé a escribirlo antes de todo esto. A pesar de haber conseguido mis estudios
universitarios, el haber actuado en EEUU, el haber peleado con los ojos
vendados, haber sido campeón del mundo varias veces, el haber sido capaz de
romper ladrillos con un dedo… Enfocando bien tu mente se puede conseguir lo más
imposible. En este libro cuento un poco las bases para conseguirlo. Se está
traduciendo al Chino al inglés y al Francés. Se llama ‘La Magia de lo Real’ y
que saldrá en Marzo. Han colaborado médicos, biólogos, científicos. Ha sido
algo muy especial y me gustaría que la gente lo leyera. Ver que todo lo que se
busca en la vida está al alcance de la mano. A mí cuando me decían que nadie lo
había hecho, yo decía, voy a ser el primero en hacerlo
I.: ¿Dónde se encuentran los apoyos para
decir voy a hacer lo que nadie ha hecho?
E.L.: Parte de la vida es el fracaso, es decir cuando te caes. Cada error te
ayuda a madurar. Es escalar una montaña cada vez más alta. Teniendo a familia,
o amigos, ello te anima a luchar. Aunque sea una única persona la que cree en
ti, solo por eso habrá merecido la pena. También quiero hacer alguna
expedición. Me gustaría unirme a Diego Cortijo. ¿Por qué no acompañarle en
alguno de sus viajes? Y, ¿quién sabe?, en expediciones, Marte cada día está más
cerca.
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