Foto: Juan Carlos Gómez |
El salón de los pasos perdidos del Congreso de los
Diputados ha servido de encuentro para el primer presidente de la transición española
con su pueblo. Adolfo Suárez ha unido a España una vez más y ha sacado el
sentir de los españoles que han querido dar su último adiós a uno de los
principales impulsores de la Constitución actual.
El
cielo llora la muerte del líder de la UCD y deja caer débiles gotas a primeras
horas de la tarde. Miles de personas guardan una fila kilométrica para dar su
último adiós al hombre que supo permanecer en pié cuando la democracia se balanceaba.
Cada
persona con una historia que contar. Cada corazón con un sentir. Pero todos con
una imagen hoy en su mente, la del hombre que sembró en España las bases de la
actual democracia y consiguió su estabilidad.
Y
es que ni las condiciones físicas, ni la edad, hoy han sido un impedimento para
decir adiós a Adolfo Suárez. Tras la larga cola de más de tres horas todos
esperan para poder decir en unos segundos “Adiós presidente”.
“Nos
mueve la pena”, asegura un matrimonio que ha venido desde La Puebla Nueva, en
Toledo, para despedirse de uno de los padres de la democracia. “Tenía que haber
20 o 30 ministros como él”, añade el matrimonio.
Y
es que si hoy se destaca algo en especial, ello es el compromiso vocacional que
el primer presidente tuvo hacia su pueblo. Hoy no se entiende de edades y desde
los más mayores hasta los más jóvenes le han querido rendir su pequeño
homenaje.
Ese
es el caso de Rubén y Maite, dos compañeros de Pamplona que esta mañana,
estando en la universidad, han decidido venir a Madrid a visitar el ya cuerpo
sin vida de Adolfo Suárez.
Las
cuatro horas que han hecho de viaje los jóvenes no han sido impedimento para
llegar hasta aquí. La ilusión ha sido su compañera de viaje. “Creemos que ha
hecho mucho por este país”, asegura Rubén, satisfecho de haber llegado a
Madrid, aunque sabiendo que aún le faltan más de tres horas para poder pisar la
entrada del Congreso.
Y
la fila avanza y avanza y las personas, que aguardan su turno con impaciencia,
entablan conversaciones unos con otros haciendo de esas pocas horas un momento
de unidad de los unos con los otros.
Aquel
mensaje que dejó Suárez en la transición de unidad de un pueblo que salía de la
dictadura franquista se puede ver reflejado en las filas que esperan para verlo
por última vez. Diferentes signos políticos, disparidad de opiniones, pero un único
pueblo: España.
A
medida que se avanza en ese recorrido de ilusión con sabor a despedida las
anécdotas se suceden. Dos hermanas de Las Siervas de María y Ministras de los
enfermos recuerdan cómo se vivió el momento de la transición en el convento. “Vivimos
el momento en el que estábamos con ilusión y esperanza desde el convento. Todas
unidas”, dice una de ellas.
Ambas,
que aseguran no tener color político, señalan que “el logro de Suárez fue
romper con las divisiones de España”. En el mismo sentido, afirman haber vivido
muy de cerca la enfermedad de su mujer y su hija, lo que les permitió acercarse
más a él.
Claveles
blancos y rojos, principalmente, colorean el paso hasta los pies del
presidente. Sus portadores se impacientan a medida que suben la Carrera de San
Gerónimo en dirección a la Puerta de los Leones.
Al
fondo, brilla el silencio y reina la calma. El presidente yace en el medio del
Salón de los Pasos Perdidos entre los españoles que vienen a su encuentro. Con
ese silencio, Infoactualidad, como uno más, sale de la sale, y con una leve
mirada hacia atrás dice: “Hasta siempre, presidente”.
Dicho
esto, cada vida vuelve a su destino sabiendo que tras ellos queda el reflejo
del que fue el primer presidente de la democracia y el hombre que supo dar a
España el color de progreso y libertad.
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