La periodista y
corresponsal del periódico El Mundo en Oriente Medio y el Magreb, Rosa Meneses,
explicó, durante las III Jornadas de Reporteros de Guerra, celebradas el 13 y
14 de noviembre en la Facultad de Ciencias de la Información, de la Universidad
Complutense de Madrid, que dentro de las filas rebeldes sirias los periodistas ya
no son bien recibidos y son objeto de persecuciones y secuestros.
“En siria se ha decretado
una serie de temporada de caza al periodista”, manifestó. De esta forma, la
reportera, que ha permanecido como
periodista empotrada dentro del ejército rebelde y opositor al régimen
sirio del presidente Basar al-Asad, manifestó que si en un principio las
mayores dificultades y problemas venían del lado gubernamental, ahora el
problema se reparte también entre las filas opositoras.
Meneses afirmó que grupos
de corte yihadistas intimidan a los reporteros con la amenaza de secuestro. “No
te impiden la entrada, que se suele hacer de manera ilegal por la frontera con
Turquía”, explicó, no obstante añadió que el conflicto se ha convertido en un
riesgo cien por cien para los reporteros al verse increpados por la posibilidad
de ser secuestrados.
La corresponsal se refirió
a los 60 periodistas que actualmente se encuentran retenidos en las cárceles
del Gobierno sirio o capturados por grupos islámicos, entre los que se
encuentra el reportero español de El Periódico, Marc Marginedas, retenido desde
el pasado 4 de septiembre por yihadistas en Siria.
En un principio las
dificultades y la represión estaban ligadas a las fuerzas de al-Asad. A ello se
sumaban las intimidaciones o las políticas de visados para impedir que los
periodistas pudieran acceder.
En verano de 2012 los
reporteros empezaron a ser considerados observadores no bienvenidos por las
tropas rebeldes.
La situación en las filas
opositoras a al-Asad se ha ido agravando a medida que se alejaba la posibilidad
de un ataque inminente de Estados Unidos. Ello les ha llevado a muchos a pensar
que occidente quería un debilitamiento de ambos frentes.
Lo que empezó siendo una
actividad sistemática para financiarse, se ha convertido en un fin político e
ideológico. Algunos grupos yihadistas han realizado un llamamiento a capturar a
los periodistas, identificar los equipos que utilizan e intentar localizar los
supuestos chips en los que tienen fotos y noticias yihadistas.
Los riesgos de secuestro
se suman a los bombardeos y a las propias dificultades del conflicto. “Se hace
imposible cubrir la guerra”, remarcó Rosa Meses.
“Los frentes en el
conflicto no están decididos y cambian continuamente”, explicó. Todo ello, en
palabras de la periodista, dificulta la posibilidad de cubrir el conflicto y
hace que proliferen periodistas “amateur”, o ciudadanos que viven la situación
en primera persona y aportan su documentación.
No obstante la información
no siempre es fiable, tanto la que aportan los ciudadanos, como la de los
propios medios del Gobierno. Ello sumado a que el periodista empotrado en un
frente tiene la dificultad de saber lo que ocurre en el contrario hacen que el
conflicto sirio sea uno de los más difíciles de cubrir en el mundo.
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